El cineasta cubano Lilo Vilaplana, que desde su exilio en Miami se las ingenia incluso con un dron para filmar en Cuba sin entrar a la isla, trata en su nueva película, “El caballo”, las peripecias que vive una familia para comer un pedazo de carne al margen de la ley, una historia que quiere que sirva de homenaje “a lo que pasó el 11J”.

Basada en una historia vivida por el escritor y compatriota suyo Marcos Miranda, quien la narró como guión, el nuevo filme de Vilaplana toca un tema muy sensible para los cubanos.

Tal es el caso de la escasez de alimentos y el recurrente “hurto y sacrificio de ganado”, una figura jurídica penada en la isla con hasta 10 años de cárcel.

“Lo hicimos para contemporaneizar la historia real (de Miranda), para denunciar cómo vive el cubano al margen de la ley y cómo le obligan a traficar, a robarle al estado”, dice Vilaplana, también coguionista de la película, en una entrevista con Efe.

“En una sociedad normal está mal visto (robarle al Estado), pero la dictadura los lleva a eso”, añade el realizador de “Plantados”, su primer largometraje, que fue estrenado en febrero pasado en el Miami Film Festival y aborda el presidio político cubano.

“El caballo” se rodó en solo cinco días en Miami y será estrenado en esta ciudad el próximo 25 de septiembre. Es una película con bajo presupuesto que quiso ser lo más fiel posible a la realidad cubana actual, explica el director.

Para lograrlo y “no cometer gazapos”, dice, se sirvió de varios asesores dentro de la isla, entre ellos el conocido opositor José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), a quien la justicia cubana revocó el beneficio de detención domiciliaria y lo envió nuevamente a la cárcel tras el estallido popular del 11 de julio pasado.

MOSAICO DE LA ACTUALIDA CUBANA

“El caballo” habla del trueque que existe actualmente en Cuba entre las personas para poder sobrevivir, por lo que se centra en una pareja que hace hasta lo imposible para eso, incluso violando las leyes.

“Se roban cosas en el campo y lo llevan a la ciudad para hacer el trueque. Uno iba al campo, llevaba ropa, botas y regresaba con un lechón, han pasado 62 años y todo sigue igual”, comenta Vilaplana, nacido en Nuevitas, Camagüey (este), y quien afirma ser “un guajiro”.

Sobre la utilización de imágenes que pudieran molestar a la hora de tratar el tema, el director dice que “no se ve nunca cómo se mata al animal, pero se infiere, existió la muerte del animal”.

“En Cuba la gente mata mucho caballo, hay mucho sacrificio de caballo, la historia parte de un hecho real”, puntualiza.

Pero la película, de 1 hora y 16 minutos de duración, “es mucho más que eso” y muestra un “mosaico de la actualidad cubana” al tocar temas como “el de la explotación de los médicos” por parte del Estado, y cómo se las arregla “el aparato burocrático para seguir en el poder”.

“Es mucho más” que el tema del sacrificio de un animal para poder alimentarse. La esencia de esta historia, protagonizada por los actores Ariel Texidó y Alina Robert, es mostrar “cómo uno puede caer en dificultades por cometer una imprudencia”, refiere Vilaplana sin adelantar nada de la trama.

El título de la película, que alude al sobrenombre que los cubanos dieron a Fidel Castro, tiene como subtítulo “Nadie está a salvo”, que en realidad, acota el realizador, “es su leit motiv”.

“‘El caballo’ es un canto a la libertad y un homenaje a lo que pasó en Cuba el 11 de julio. Todo lo que pasó el 11 julio se ve reflejado”, comenta sobre el estallido social que llevó a la detención de centenares de manifestantes, algunos todavía en la cárcel.

“El caballo” en este caso no se refiere específicamente al apodo de Castro, “pero tiene que ver, porque Fidel es el gran asesino de la nación cubana”, reflexiona el director.

UN DRON EN LA HABANA

Vilaplana, un conocido director de teleseries, como la saga “El capo”, realizada en Colombia, afirma que sería “metafórico” decir que sus trabajos sobre Cuba se han hecho exclusivamente desde la distancia.

“Cuando hicimos (el corto de ficción) ‘La muerte del gato’ (2014) entramos una cámara en la isla; con ‘Irene en La Habana’ (2019) pasó lo mismo”, recuerda el director, quien se las ingenia “para burlar la censura”.

Para “El caballo”, explica, lograron introducir un dron y grabar imágenes aéreas de la Cuba actual.

El presupuesto, que corrió a cargo de su propia productora, Vilaplana Films, y decenas de empresas locales patrocinadoras, “solo dio para cinco días” de rodaje, “pero se ha hecho todo con muchas ganas”.

“El caballo”, con música original del cantautor cubano Boris Larramendi, se rodó en mayo pasado en plena pandemia sin que nadie se enfermara, dice el director, que ya prepara “Plantadas”, sobre el presidio político femenino, “para homenajear a esas mujeres”.

Jorge Ignacio Pérez